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QUE NO NOS SEPAREN!!

Bebés separados de mamá tras el parto


Atención inmediata de Recién nacido normal

De acuerdo a una entrevista realizada a la Dra María Berrozpe me parece interesante compartir lo que señala respecto a la fisiología de la separación del bebé tras el nacimiento.

Lo peor que le puede pasar a un recién nacido es que lo separen de su madre. Nils Bergman. ¿Separar al bebé de pecho de su madre, lo único que conoce, empieza a ser considerado ya como violencia obstétrica para la madre en su grado máximo si es para separarlo para siempre. Hay estudios, como los hechos por Nancy Verrier, en los casos de los niños que fueron dados en adopción a otras madres que no eran las que los habían gestado y parido y que evidencian lo que ella ha llamado como la herida primal.

¿En qué consiste? Nancy Verrier, en su libro "The primal Wound" utilizó este término para expresar el daño que sufre un recién nacido al ser separado de su madre. Un daño ya observado por investigadores como Bergman u Odent fuera del contexto de la adopción o el abandono, cuando el bebé es separado de su madre por motivos médicos o culturales. De todas formas Verrier considera que un bebé que ya no se va a reencontrar con su madre lo sufre a un nivel superior, mucho más profundo, que el que vuelve a ella al cabo de unas horas o días de separación. Para ilustrar sus palabras compara esta separación con romper un plato por la mitad. Cuando al cabo de un tiempo el bebé vuelve con su madre (si ha estado en la incubadora unos días, pongamos por caso) las dos mitades del plato pueden unirse, aunque siempre quedará la marca. Pero encajan a la perfección porque son las dos mitades del mismo plato.


En cambio, cuando ese bebé en lugar de volver a su madre biológica va a parar a otra persona, una madre o un padre adoptivo, será como hacer encajar dos mitades de dos platos diferentes: el encaje ya nunca será perfecto y esta herida primal que, según ella, sufren las personas adoptadas o separadas indefinidamente de su madre de nacimiento, es mucho más profunda. La neurociencia ha dado pruebas de que el bebé reconoce a la madre, se desestabiliza lejos de ella, el cuerpo del bebé, incluido su cerebro, se prepara para la exterogestación, que el hábitat del recién nacido es su madre y que separarlo de ella influye en su desarrollo neurológico.


¿Cómo lo ha demostrado? Ya desde hace años, numerosas investigaciones en el modelo animal han demostrado que la separación de las crías de sus madres produce importantísimas respuestas fisiológicas. A día de hoy es evidente que entre los primates no humanos una separación corta del bebé y su madre produce una serie de cambios fisiológicos potencialmente malignos en la cría como es una explosión en la producción de cortisol, una disfunción del sistema inmune y anormalidades respiratorias. En humanos Nils Bergamn demostró, en un estudio sin precedentes, las consecuencias de separar al bebé prematuro de su madre para meterlo en una incubadora .

También hay estudios demostrando como el colecho del bebé con su madre es importante para mantener su estabilidad fisiológica y un sueño seguro y saludable. Los estudios sobre la seguridad del colecho con bebés pequeños también demuestran que la madre lactante adopta una postura protectora y sincroniza su sueño con el bebé , ambos factores muy importantes para prevenir la muerte súbita del lactante (SIDS); un tema muy controvertido a esta edad (menores de 3 meses) en la que los profesionales están divididos entre los que consideran el colecho un factor de riesgo de SIDS y los que lo consideran una protección cuando se realiza con su madre en condiciones seguras. También son numerosos ya los experimentos que demuestran la capacidad del bebé de reconocer a su madre: desde su voz hasta su olor . Por lo tanto, todo parece indicar que la figura de la madre es fundamental en la estabilidad y el bienestar del bebé.


La separación de la madre y su bebé inmediatamente después del nacimiento es una práctica que surgió hace unos 90 años y, exclusivamente, en la cultura occidental. Esta separación tras el nacimiento se producía para realizar exámenes médicos al recién nacido durante varias horas.


En la actualidad esta práctica está tendiendo a desaparecer en los hospitales, a no ser que exista algún problema grave. La tendencia de separar a los bebés de sus madres al nacer surgió con el invento, en 1896, de la incubadora, para ayudar a los bebés prematuros a sobrevivir. Sin embargo, esta práctica se extendió a los niños sanos, a los que se les dejaba en incubadoras para observación tras nacer.

Sin embargo, alrededor de 1970 se inicia una corriente que reclama la necesidad del contacto permanente del recién nacido con su madre inmediatamente después de su nacimiento, realzando la importancia del establecimiento del vínculo afectivo (apego) para el bienestar psicológico y emocional del bebé.

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