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LA FORMA DE NACER ¿quién toma la decisión?

Desde un tiempo a esta parte la medicalización del parto ha sido una práctica habitual que muchos esfuerzos se han hecho de manera local en diferentes países, grupos de matronas luchando por humanizar la atención y hoy por hoy la propia comunidad de mujeres está exigiendo cambiar el modelo de atención sanitaria relacionado con el nacimiento, lactancia y crianza de los niños.

La accesibilidad de las tecnologías de la comunicación están permitiendo cerrar estas brechas del conocimiento y agrupar mujeres en comunidades que exigen sus derechos, aunque aún hay servicios sanitarios que se ve a las madres pariendo acostada, encastillada y confinada a una cama sin moverse dado que están con monitorización continua de la condición del bebé, rodeada a la vez de desconocidos, recibe instrucciones de como empujar.

Es fundamental empoderar a las mujeres e instarlas a que sean protagonista de su parto, darles confianza y apoyo junto a la atención de su matrona profesionales que respetan los tiempos de cada mujer será la manera más segura de dar a luz de esa forma contribuiremos todos como sociedad a lograr nacimientos respetados.

Si bien es cierto que el nacimiento no es una enfermedad, se considera un proceso delicado, que involucra a la mujer y su familia corresponde al ámbito de la vida sexual y una expresión de amor.

¿En qué momento se comenzó a medicalizar la atención del nacimiento? Con el avance de la ciencia y la tecnología a lo largo del siglo XX se realizaron a nivel mundial esfuerzos por disminuir las altas tasas de mortalidad materna y perinatal, y las políticas junto a la creación de diferentes modelos de atención sanitaria condujeron a mantener esta situación hasta llegar a niveles innecesarios ya sea de intervenciones innecesarias así como de medicalización del proceso, la OMS (Organización Mundial de la Salud) desde los años ochenta ha manifestado su preocupación por la excesiva medicalización del parto que motiva una aumento de los partos instrumentales o cesáreas de manera innecesaria.

El primer documento internacional fue el editado en 1987 por la OMS, en Brasil: La Declaración de Fortaleza, donde se contemplaba las recomendaciones para la atención al nacimiento desde una perspectiva desmedicalizadora, siempre desde la evidencia científica.

En el año 2006 la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología publica su postura oficial respecto a la asistencia y las prácticas rutinarias tales como evitar el uso de enema, rasurado genital y evitar la realización sistemática de episiotomía, etc.

En el año 2007 el Ministerio de Sanidad y Consumo, publicó la "Estrategia de Atención al Parto Normal en el Sistema Nacional de Salud".

Ha pasado 29 años desde la primera declaración de la OMS y aún queda mucho por hacer, dada que las barreras políticas, económicas, gestión de personal sanitario y por último la resistencia al cambio de modelo de atención obstétrico son en el área pública una burocracia lenta de transformar.

En las instituciones sanitarias se hacen esfuerzos en entregar información basada en la evidencia y talleres para madres y familias cuyo fin es afianzar las confianzas y que la relación con los profesionales que atienden a la mujer sea fluida y más horizontal. La figura de las matronas en atención primaria permite a la mujer sentirse libre de manifestar sus dudas, molestias y preocupaciones

Desafortunadamente el sistema público pierde la continuidad de la atención ya que en atención primaria la atiende una matrona que no la acompañará en el nacimiento, sin embargo en la atención privada es el mismo equipo de profesionales que atiende el desarrollo de la gestación, el parto y post parto inclusive ofreciendo la atención al domicilio.

Por tanto esa es una brecha que de alguna manera debemos como gremio plantearnos propuestas de modelos sanitarios obstétricos, ya que los actuales modelos están basados en la enfermería pensados principalmente en pacientes crónicos y críticos, esto de alguna forma incidirá en la mejor gestión económica de los servicios sanitarios, pudiendo distribuir los recursos, optimizarlos y por qué no pensar que justificando el quehacer se incremente los cupos de matrones y matronas, por ejemplo, para un servicio de 95 camas considerando la estructura del servicio y otros factores más el quehacer profesional por cada proceso y la casuística de pacientes se requieren aproximadamente 13 matronas o matrones donde en la realidad no hay más de 10, eso repercute indudablemente en la calidad de atención brindada a nuestras madres e hijos.

Para las madres sentirse escuchadas permite afrontar el parto con tranquilidad y confianza. Para los profesionales saber lo que preocupa a la mujer y conocer su estado anímico facilita que el trato sea individualizado y óptimo para que esto sea aplicable y sostenible es preciso incrementar los recursos humanos profesionales.

La aplicación correcta de los protocolos de atención mejora la calidad asistencial brinda mayor seguridad del proceso a las madres la utilización del "plan de parto" ya sea en parto normal o cesárea permite conocer miedos, expectativas y también nos da la oportunidad de explicar las acciones médicas en caso de requerir aplicar una intervención. Será así la decisión informada de la mujer y su pareja que permita realizar las acciones y atención de los profesionales respetando las recomendaciones de la OMS para el parto normal y que faciliten los métodos no farmacológicos para el alivio del dolor como por la ducha o la bañera, caminar, estar acompañada por su pareja en todo momento, estas acciones son pasos que darán mayor protagonismo y se centrará realmente al paciente al centro de la atención.

Si los profesionales confiáramos más en la capacidad innata de las mujeres para dar a luz y no realizáramos intervenciones de rutina innecesarias, dejar de intentar que los turnos quede sin pacientes en trabajo de parto no por el hecho de acabar el parto para poder marchar a su casa, sino que por el que dirán los otros profesionales considerando falta de compromiso, flojera y malos profesionales. Cambiar el paradigma ya desde la enseñanza de las escuelas de obstetricia inculcando a los futuros profesionales cual es el verdadero espíritu de la matronería y es que debemos estar al servicio de la mujer, su hijo incluyendo al padre.

Definitivamente la embarazada es una mujer adulta y merece parir como ella decida.

Autora: Alina Valdivia

Matrona

Mg.c Gestión Hospitalaria

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